Columna – Francisco González
La práctica administrativa privada no esta exenta de el cohecho, el peculado, el influyentismo, el nepotismo y toda la mala praxis directiva que corrompe y corroe la estructura y el clima organizacional y, que afecta en gran medida la productividad y la competitividad de cualquier empresa.
Imagine por un momento que usted ha sido elegido como director general de una compañía en decadencia, la cual tuvo un pasado glorioso y por ello se sabe que tiene potencial, potencial humano, tecnológico, cultural y ambiental; usted tiene la encomienda por parte de la asamblea de accionistas de generar una utilidad, de que cada peso invertido obtenga una ganancia, pero bien sabe que esto será imposible con un aparato directivo corrupto, ineficiente y oneroso. ¡Por ahí hay que empezar!
El diagnostico ya está hecho, ya se conoce el “área de oportunidad” de cada área, se trata de que en la empresa labore la gente necesaria, no más, no menos, con un sueldo suficiente que este acorde a la complejidad del trabajo realizado, evitar cualquier sobreprecio en la compra de la materia prima y cualquier otro insumo y, por supuesto no caer en el desperdicio de estos.
Pareciera sencillo, pero esto conlleva la perdida de ese ingreso “extra” para uno que otro empleado o el cambio del método, el volumen de trabajo, e incluso del espacio físico. Y como consecuencia se crea el fenómeno de la resistencia al cambio, lo cual se manifiesta con el conflicto, la rumorología, el sabotaje y el golpismo interno.
Justo eso sucede en el presente sexenio, desde el principio el presidente Obrador ha expresado que la 4T tiene como fundamento el erradicar la corrupción y la impunidad y con ello constituir un gobierno austero, eficiente y transparente, a la altura de lo que nuestro magullado país requiere para cumplir su encomienda de brindar bienestar a la mayoría del pueblo.
Las acciones que realiza el movimiento obradorista provocan que reaccionen los poderes facticos de manera rabiosa movilizando su maquinaria propagandística, agrediendo constantemente a ese individuo que se esta atreviendo a separar el poder político y el poder económico con la respectiva perdida de beneficios comerciales y fiscales que este titánico proceso acarrea.
El aparato gubernamental es una enorme y compleja empresa, la diferencia es que aquí no se persigue el lucro, pero igual se debe de cuidar cada centavo, que cada peso que ingresa vaya a donde es necesario y no se desperdicie en parafernalia, frivolidades, infraestructura inútil, burocracia ociosa, insumos con sobreprecio o amordazamiento mediático.
Lo anterior esta plasmado en la mayoría de manuales administrativos, pero como siempre el resultado dependerá de la habilidad del líder para paliar el conflicto.
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