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jueves, noviembre 21, 2024

¿El concepto ‘anarquía’ es posible como escenario en el mundo post-liberal? Comentario sobre su significado

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Miguel Cabrera


Me llamó poderosamente la atención que en días recientes el connotado Grupo Valdai, centro de pensamiento geoestratégico con sede en Rusia, publicase un reporte titulado “¿Una nueva anarquía? Escenarios para la dinámica del orden mundial”  de Ivan Timofeev. Tras analizarlo concluí que su principal hipótesis, la cual destaca el escenario de la anarquía definiéndolo —contrariamente al orden multipolar— como el del carente de polos, ameritaba una revisión en torno al significado mismo de la palabra anarquía.

En resumidas cuentas el archivo de 30 páginas analiza los diferentes tipos de escenarios que podrían seguir a la caída del orden actual. Nuestra principal discrepancia es que el caso de la guerra-de-todos-contra-todos sea rubricada como uno de los modelos del mundo post-liberal. La realidad es que en tal escenario ya no habría humanidad ni orden, lo que contraviene la definición (y praxis) de la política como el arte de lo posible. Ello con el propósito de hacer sentir una crítica tanto al uso indiscriminado de las palabras cuales generadoras del caos, cuyo comienzo es lingüístico, como a la pura posibilidad del escenario en que un conflicto anarquista “encamine” a la civilización planetaria. En breve: la anarquía no es ni un “modelo”, ni un orden, de lo que se infiere que no es un escenario plausible.

Me remití entonces a una pequeña investigación en el corpus griego histórico, lo cual no decir poca cosa: la realidad es que si Occidente ha relegado alguna de sus savias, y sabias palabras, ha sido el de los manuales pergeñados por las culturas clásicas como un acervo valiosísimo para el entendimiento de los conflictos contemporános. Respecto del uso de la palabra anarquía refiero los siguientes cuatro casos, los cuales aproximan al lector a su significado, una vez que se ha tomando en cuenta que del griego ἀναρχία (anarjía) pasó al español prácticamente sin cambios en su morfología.

  1. Nuestra palabra aparece en el Libro IX (llamado Calíope), capítulo 23, de la prolija Historias de Heródoto. El contexto es el de la batalla de Platea en el marco más amplio de la guerras médicas del siglo V a.C. que enfrentaron a persas y griegos en el Mediterráneo. La muerte de unos de los generales invasores, Mardonio, deja sin guía a su ejército que “estando sin comando” (aquí se inserta en el folio la palabra ἀναρχία con este sentido) se retira del conflicto, con lo que el pueblo helénico descolgó su victoria.
  2. En la Historia de la Guerra del Peloponeso, Libro VI, sección 72.4, su autor Tucídides usa nuestra palabra en el marco de la primera batalla de Siracusa. En esa ocasión los invasores fueron los atenienses que lucharon contra la Liga del Peloponeso encabezada por Esparta. Los batallones rompieron sus lanzas y escudos pero el ejército siracusano de a pie carecía de entrenamiento militar, lo que ocasionó que “en una falta completa de orden” τὴν ἀξύντακτον ἀναρχίαν  ‘tin axíntakton anarjían’ ni ellos mismos se lograsen entender en sus maniobras y comandos.
  3. En la República de Platón, Libro IX, sección 575a, la palabra anarquía se usa como opuesto al concepto de la libertad. Esto en virtud de que dicho libro refiere y define al tirano y su modo de vida como el del esclavo de las pasiones, lo que conlleva a un irracionalismo indeseable en el arte de gobernar. La palabra se acompaña de otra muy importante, la anomia o falta de ley ἐν πάσῃ ἀναρχίᾳ καὶ ἀνομίᾳ ‘en pási anarjía kai anomía’. Ahora bien, resulta significativo mencionar de paso que en el sistema de Platón, el tirano se origina del momento en que la democracia se corrompe y degenera. El ciclo de degeneración es el siguiente: la timocracia (gobierno de los virtuosos) cede ante la oligarquía, que a su vez da paso a la democracia y finalmente a la tiranía. Después de que declina la tiranía el sistema suele reciclarse, según el filósofo, y la Polis o ciudad-estado se regenera hacia una nueva timocracia.
  4. Finalmente, Aristóteles da cuenta de la anarquía en su archiconocida Política, Libro V, sección 1302b, que fatiga el tema de la revolución en el sentido en que un gobierno debe ser enderezado y re-encausado por la sociedad. Acompañando la palabra se encuentra un concepto que en español puede resultar interesante, la ataxía, o carencia de orden. La palabra sintaxis, por ejemplo, que significa usualmente el orden del discurso, se descompone del sustantivo taxis, un tipo de orden o disposición coherente. En el libro se encuentra, pues, la fórmula τῆς ἀταξίας καὶ ἀναρχίας ‘tis ataxías kai anarjías’ y que se puede traducir por “el desorden y la ingobernabilidad”. Ante este fenómeno caótico, entonces, la revolución procura recrear las condiciones necesarias para la formación del sentido y la estabilidad que en general dan origen a la cultura humana y, no menos importante, a la libertad como pre-requisito de toda civilización.

Una vez que se propone que lo contrario de la anarquía es la libertad auténtica, que a su vez implica que el anarquismo puede devenir totalitario, resulta más difícil convencernos de que la carencia de polos, como quiere Timofeev, sea uno de los escenarios plausibles o concebibles para el mundo post-liberal porque expone la contradicción de un orden sin sentido o un desorden sin humanidad, es decir el modelo del no-modelo. La carencia de polos, en el mejor de los casos, deviene en la máxima esclavitud y no un “reset de las instituciones”. Todo orden siempre surge o se compone de la libertad de pensar y actuar.

Enlace al reporte del Grupo Valdai: https://valdaiclub.com/a/reports/a-new-anarchy-scenarios-for-world-order-dynamics/

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