Carlos Susarrey
Cualquier persona de a pie con un mínimo conocimiento en leyes, puede imaginar lo terrible que es tener que afrontar un proceso legal tras las rejas. Aquí expongo el listado de los senadores que no ven la cosas como nosotros, debido a que gozan de privilegios o que, simplemente, no les importa trabajar por nuestro bien, sino por el de su partido. O ambas.
Emilio Álvarez Icaza Longoria (PRD): El caso de Emilio es particular por cómo llegó a la curul. En febrero de 2017 generó un movimiento llamado Ahora, buscando apoyarse en particulares para lanzar su candidatura a la presidencia en 2018 como independiente. Sin llegar a la contienda, en octubre del mismo 2017, retira dicha candidatura, argumentando que “al haber tantos candidatos independientes, dividirían los votos útiles, fenómeno que sólo daría fuerza al PRI”. Con esta lógica, durante 2018 decidió que su movimiento social se aliaría a la coalición Por México al frente (PAN, PRD, MC), traicionando así a los particulares que lo apoyaron para levantar Ahora. La usual historia del político que, una vez instalado en el poder, se olvida por completo del pueblo.
José Erandi Bermúdez Méndez (PAN): Itamita y panista nunca serán una buena combinación. Criticable de este mal servidor público, es que todos los cargos que ha ocupado han sido conseguidos por mayoría relativa; es decir, por el voto directo y secreto de la gente. A cambio, no sólo NO votó a favor de la ley de amnistía; además, tampoco votó por la iniciativa para permitir la adopción en parejas del mismo sexo, fiel a sus creencias partidistas y ultra conservadoras. Ya que los egresados del ITAM nunca tienen suficiente, se le sigue una investigación por parte de Ricardo Monreal debido a nexos con empresas que han sido beneficiadas con adjudicaciones sin previa licitación pública.
Víctor Oswaldo Fuentes Solís (PAN): El pasado marzo, en una entrevista para Milenio, comentó que su finalidad es “representar como senador a su estado (NL), porque los chilangos siempre se quedan con todo”. Ese nivel de clasismo es su carta de presentación. Además de no votar a favor de la ley de amnistía, estuvo en contra de dos dictámenes claves: uno que castiga vía la SPF a funcionarios que hagan mal uso del programa Jóvenes construyendo el futuro; uno más que buscaría modificar lo relacionado a la administración de ingresos provenientes del IVA, ISR, IEPS y, cerrando con broche de oro, vemos que es un entusiasta faltista, con 54 ausencias a la cámara.
Xóchitl Gálvez Ruiz (PAN): ¿Bastará con decir que fue parte de la estrategia del impresentable Álvarez Icaza? Aseguro que no. Aseguro que todos recordamos su escena en un baño público al solicitar al empleado un recibo por los $5.00 que pagó. ¿Ustedes confiarían el buen manejo de sus intereses en la cámara a una persona que maneja ese nivel de clasismo y al mismo tiempo tiene en su familia a una declarada secuestradora de personas? Aseguro que todos recordamos el escándalo de su hermana capturada in fraganti. La cereza del pastel: tampoco votó por la amnistía.
Marco Antonio Gama Basarte (PAN): Les presento a un panista de cepa con maestría trunca en política y gestión pública. Así es, trunco. Es como si le pidiéramos a un jardinero que nos cortara el césped y nos argumentara que lo hará usando los dientes, porque no sabe cómo usar las tijeras. Colecta ya el llamativo número de 89 ausentismos. Si dividimos esa cifra entre 5 días, nos da como resultado que Marco completa ya 18 semanas ausente. Como dirigente estatal de su partido en 2012, participó en actos de corrupción cediendo contratos de obras publicas a su compadre, Oscar Compeán Vázquez. Como lo escribí antes, panista hasta los huesos.
Minerva Hernández Ramos (PAN/PRD): Esta senadora es especialista en acrobacia, domina a la perfección la habilidad de brincar de un partido a otro, según sea su necesidad de vivir del erario. Se une al grupo de constantes ausentes en la cámara, debido a lo cual no participó en la votación del dictamen de extinción de dominio, en las de los nombramientos de cónsules en USA asignados por AMLO, en el dictamen que salvaguarda la identidad y cultura de asuntos indígenas y pueblos afromexicanos; sus representados tlaxcaltecas se quejan constantemente de que no genera iniciativas a su favor en el tiempo que lleva trabajando en el senado.
Mauricio Kuri González (PAN): De Kuri se pueden citar tantas anomalías. Quedémonos con las recientes, para ejercitar la memoria. Iniciando 2017 se publicaron pruebas que lo conectaban con un paracaidista en su nómina, dinero utilizado para propulsar la carrera de integrantes de su gabinete cuando fue alcalde de Corregidora, Qro. Robar nunca puede ser bien visto, pero, ¿tener que recurrir al paracaidismo? El mayor escándalo actual es su liga con Juan Collado y la turbia Caja Libertad, todo un paraíso de evasión fiscal. Ostenta la mayor cantidad de faltas a la cámara con 106, es decir, no ha asistido en 21 de las 85 semanas que lleva el periodo.
Kenia López Rabadán (PAN): ¿Cómo podríamos esperar que Kenia votara por la amnistía, si antes ha tenido ideas locas como regular las marchas de protesta en CDMX? Regular el derecho que tenemos todos a comunicar inconformidades, regular el único órgano que tenemos los ciudadanos en contra del poder político. ¿Regulación o represión? A diario nos quejamos los usuarios de redes sociales de la eterna guerra que se tiene entre afinidad política izquierda y derecha. Kenia es una fuente de esa guerra, aprovechando su espacio en medios como El Universal, donde sin derecho a réplica, expone todos los días su crítica a todo lo que sea AMLO y MORENA. Le pagan por quejarse.
María Guadalupe Murguía Gutiérrez (PAN): La senadora María es un claro ejemplo de político experto en escapismo al verse descubierto en prácticas corruptas. La actual senadora tiene, por lo menos, dos enormes escándalos. Se le ha relacionado con Alonso Lujambio, el gestor de la mayor burla calderonista: la estela de luz. También estuvo relacionada con el turbio negocio de Autopartes NAPA, a la par de Ricardo Anaya (Ricky riquín canallín, ese mismo), ya que, al parecer, tuvo que ver con las concesiones para construir naves industriales con permisos apócrifos. De ambas corruptelas ha salido librada, gracias a su colmillo largo.
Julen Rementeria Del Puerto (PAN): Nuestro 3er senador más faltista, con 88 dianas. Afortunadamente para él, existe Gama Basarte, con una falta por encima de él. Julen tuvo nexos muy cercanos a Duarte (PRI), Yunes, Wickler, Mancha Alarcón —fichitas panistas —, se ha negado a participar a las solicitudes de transparencia con respecto a sus bienes y sueldos, arremete en redes (que no en persona, no tiene arrojo) contra el gobierno actual, gestando fake news. En efecto, si ustedes pensaban que el problema añejo de corrupción en el estado de Veracruz comenzó con Javidú, les hace falta leer de las peripecias de Julen. Evidentemente, no se podría esperar que votara por la amnistía, una promesa de campaña de AMLO.
Alejandra Noemi Reynoso Sánchez (PAN): Cursando su etapa como diputada en la pasada legislatura, la hoy senadora Alejandra fue partícipe de alevosas y cínicas decisiones grupales de la cámara, como aquella en la que, en diciembre de 2018, los diputados se auto permitieron irse de vacaciones, dejando en el aire (como acostumbran) el análisis de iniciativas sumamente importantes en ese fin de año. Para entonces, se requería con premura la definición de un fiscal anti corrupción y magistrados “favorables” para la polémica ley de seguridad interior. Además de no votar a favor de la amnistía y sumándose a sus compañeros de cámara, Bermúdez Méndez y Fuentes Solís, tampoco votó a favor de iniciativas claves para la ley de ingresos y adopción en parejas del mismo género.
Indira de Jesús Rosales San Román (PAN): Sobre la espalda de Indira pesan $270 millones desfalcados de su gestión en Sedesol cuando fue secretaria durante el periodo de Yunes en Veracruz. ¿Será que esos pendientes justifican sus 77 ausencias de la cámara? Ojalá todo se arreglara en sus escándalos políticos regalándose peluches a sí misma, como el pinocho que le regaló a Alfonso Durazo durante su comparecencia a la cámara en noviembre pasado. ¿Cómo puede aseverar que alguien miente en comparación a semejantes robos que ha perpetrado en contra del pueblo?
Josefina Vázquez Mota (PAN): La senadora es un caso especial. Se cuece aparte de todos los políticos. Sería lo más práctico englobar su carrera con acumulaciones, ya que son tantos sus yerros. Entre su periodo como diputada (2009-2012) y el actual como senadora acumula ya 261 faltas, 190 y 71, respectivamente. ¿Les gustaría tener una empleada como ella en su empresa? A mí, tampoco. Entre sus 3 mayores desfalcos en diferentes años y gestiones, ha desaparecido 2,137 millones de pesos. En 2 procesos electorales, a presidencia de la república y a gobernadora de edomex, 2 intentos fallidos. No se puede confiar en alguien con estos números, que sobrevive nadando de muertito en cada nuevo capítulo de su carrera política gracias al encubrimiento y la simulación que la han ayudado a no caer en proceso penal. Mucho menos si salió viva de las dos únicas (y, esperemos sean las últimas) administraciones panistas. De las dos peores que hemos tenido que tragar los mexicanos.
Damián Zepeda Vidales (PAN): No es que esta columna sea repetitiva con los señalamientos a los blanquiazules. Es que, en verdad, todos tienen algo que aportar. El elemento sorpresa con Damián, es que, además de corrupto, es un ebrio consuetudinario, ya que ha sido señalado en medios en más de una ocasión. A la par de la ya mencionada anteriormente Murguía Gutiérrez, Damián tiene contubernio con Ricky riquín canallín, relacionado al dinero turbio con el que se financió su campaña, triangulando con empresas de Atlanta. No está de más mencionar que él era coordinador de la fracción panista cuando el notorio escándalo de García Cabeza de Vaca y su inolvidable frase “ya me la quiero zumbar”, en plena sesión, dando más atención a sus ganas incontenibles de chatear, por encima del trabajo. Teorizamos que fue encubierto por Damián, ya que no hubo castigo ejemplar alguno, más que silencio cuando los medios lo cuestionaron
La Ley de amnistía tiene como objetivo, entre otros tantos, buscar un equilibrio en la aplicación de las leyes. No se puede juzgar con la misma vara todos los delitos, por ejemplo, relativos al tráfico de drogas. No es lo mismo un consumidor que un narcomenudista, que un narcotraficante. Un homicida no es lo mismo que una mujer que ejerce libremente su derecho sobre su propio cuerpo, en el momento de decidir aplicar un aborto. Si las personas que dicen representarnos en la cámara no coinciden con nuestros intereses y además son faltistas, tenemos que revocarlos. Se acercan las elecciones de 2021, tenemos que recordarles para quién trabajan, de dónde sale el dinero de su sueldo, a favor de quiénes deben aplicar la modificación y derogación de leyes: DE NOSOTROS, los de a pie.
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