Carlos Susarrey
¿Quién recuerda haber visto antes a países como Italia, España y EEUU contra las cuerdas y sin la posibilidad de saber por dónde recibirá el siguiente golpe?
El Covid-19 tiene de rodillas al mundo entero. Un hecho sin precedentes en la vida de los que vivimos parte del siglo pasado y el actual. La pandemia ha generado cifras que asustan al más campeador de los analistas, día con día somos testigos de su poder y alcance, trazando picos de casos confirmados tan altos que se pierden de vista en el horizonte de nuestro asombro.
El efecto escalonado que ha marcado en su mayoría el orden de su aparición y segregación, claramente coloca a China como el primer país en celebrar su contención. Una vez que China ha controlado prácticamente en su totalidad los brotes del virus, retoma con urgencia la recuperación de su economía; algo que, evidentemente, también nos habrá de dejar una gran enseñanza, en la justa medida, y guardando las proporciones que nos separan como país de los estándares con los que los chinos dominan la economía mundial.
Con una población que supera los 1,400 millones de habitantes, China arrojó una cifra de contagios demasiado baja, según diversos análisis epidemiológicos. Al final, las cifras oficiales fueron más de 82 mil casos confirmados, de los cuales más de 77 mil fueron recuperados y apenas poco más de 3,300 muertos. En comparación a los números que han arrojado otros países mucho menos poblados, estas cifras realmente parecen irreales. Para efectos de recuperación de confianza por parte de los mercados internacionales, este factor es de vital importancia.
El segundo trimestre de 2020 resultará clave para las aspiraciones de recuperación oriental, ya que, hasta antes de la pandemia, se tenía prevista una tasa de crecimiento alrededor del 6.1%. Aun sin un dictamen oficial, el primer trimestre tiene como probable una tasa de crecimiento cero o incluso negativa. Parte de la estrategia para poder repuntar hacia ese mágico 6.1%, estará apoyada en ayudas fiscales e inyecciones de capital para estimular nuevamente que la gente salga a gastar su dinero. Dicha inyección de capital ronda los 322 mil millones de euros, así como 137 mil millones más para refinanciar créditos entre empresas y bancos.
El gobierno chino tasa uno de los pilares de crecimiento apostando a la creación de “empleos urbanos”, los cuales fomentan el acceso a servicios y consumos básicos en general. Sólo por poner un ejemplo, en el primer trimestre de 2019, la recaudación de taquillas de cine fue de 1.500 millones USD; este mismo lapso en 2020, registra tan solo 3.9 millones. Este desbalance sugiere que tal diferencial no se podrá recuperar jamás.
Un dato que muy probablemente nadie está considerando como punto de apoyo para este repunte en la economía de la famosa “fábrica del mundo”, es la venta de equipo médico específico para tratar el Covid-19 a otros países. Dos ejemplos, sólo para medir la dimensión de este punto de apoyo:
- España cierra con China un contrato de compra de equipo médico por 467 millones USD, entre mascarillas, guantes, respiradores y pruebas rápidas que buscan cubrir las carencias en ese país.
- Así mismo, el gobierno mexicano no se queda atrás y a través del canciller Marcelo Ebrard, se logra un acuerdo para establecer un puente aéreo CDMX-Shanghái con la finalidad de ejercer 20 compras de material clínico para surtir tanto a las dependencias de salud como a la población, durante los próximos meses. Tan sólo de esta primera compra anunciada en la mañanera el pasado 9 de abril, la factura mostrada tenia un valor de 56.4 millones USD. Al momento de cerrar esta columna, está en curso el tercer viaje dentro de ese puente aéreo; vale la pena hacer mención de que la compra venta de este material, se lleva a cabo por medio de la gestión del INSABI, órgano que permite una total transparencia y evita, entre otras cosas, las compras con sobreprecio, cosa que no sucedía en los pasados gobiernos neoliberales. Una estrategia que da mayor brillo a la ya de por sí reconocida a nivel mundial, 4T.
Haber tenido el primer brote vírico le permitió, además, ser el primero en salir de la contingencia; esto le otorga en automático la oportunidad a China de ser el salvador del mundo, según la opinión de diversos analistas de geopolítica. Prácticamente nos está trazando el camino por el cuál transitar siguiendo sus indicaciones, tanto en lo epidémico, como en lo económico. Y de pasada, ¿por qué no? comprando los productos que sirven para aumentar los casos de personas recuperadas y que ellos mismos ofrecen, según las propias palabras del canciller Ebrard, a un costo 5 veces más elevado que en condiciones normales.
Independientemente de si las cifras chinas relativas a Covid-19 sean ciertas o no, lo importante por ahora es esperar que nuestro gobierno emule el modelo de recuperación que vemos llevar a cabo por parte de nuestros coterráneos de oriente. Andrés Manuel y su equipo de trabajo tienen la sartén por el mango, para colocarse en los libros de historia de México como los más grandes estadistas; incluso, ya de paso, de toda Latinoamérica.
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