La carrera internacional por una vacuna contra el coronavirus recuerda a la de la URSS y Estados Unidos por la exploración espacial en la década de 1960, pero con más participantes. Tanto China y Rusia como Europa y Estados Unidos están tratando de presentar sus avances lo antes posible.
Por lo general, el proceso para desarrollar una vacuna puede durar años, pero en el caso del COVID-19, los científicos de todo el mundo esperan hacerlo en un plazo de varios meses.
Sin embargo, los países tienen actitudes diferentes hacia la colaboración en esta materia. Mientras los países europeos se inclinan más por la cooperación internacional y creen que la gente debería tener acceso igualitario a la vacuna cuando se desarrolle —como declaró el primer ministro francés Edouard Philippe—, otros no comparten ese punto de vista.
La administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene la intención de garantizar a los ciudadanos de su país acceso prioritario a la vacunación ya en otoño, y ha asignado más de 2.000 millones de dólares a las empresas farmacéuticas tanto estadounidenses como europeas para que el desarrollo se lleve a cabo a favor de Estados Unidos.
Rusia también busca ser el primero en tenerla preparada para su población y está desarrollándola casi sin cooperar con otros países. En mayo, el presidente ruso, Vladímir Putin, declaró que esperaba el registro de la vacuna ya para septiembre y exigió que se formalizaran de antemano los derechos intelectuales del país sobre el desarrollo.
A nivel mundial, de las 136 vacunas que se están desarrollando actualmente, solo 10 han comenzado a ser probadas en voluntarios.
Vacunas que ya pasan la fase de ensayos clínicos
Los primeros ensayos de vacunas contra el SARS-CoV-2 en humanos comenzaron en marzo. Los ensayos clínicos implican varias fases.
- Durante la fase 1, la vacuna se prueba en un pequeño grupo de personas, comprobando su seguridad y dosis.
- En la fase 2, ya se realizan ensayos ampliados en cientos de personas, entre las que se identifican los grupos meta, como niños o ancianos.
- En la fase 3 ya participan miles de personas. Una vez completados los ensayos, la vacuna debe ser aprobada por las agencias reguladoras. Para acelerar el desarrollo de la vacuna, las fases pueden combinarse: por ejemplo, varias vacunas, según la OMS, se encuentran ahora en la fase 1/2, es decir, los ensayos de la fase 1 y la fase 2 al mismo tiempo.
Universidad de Oxford junto con AstraZeneca
Hasta la fecha, los desarrolladores de Oxford y la compañía británico-sueca AstraZeneca son los únicos que anunciaron la transición a la tercera y última fase de sus ensayos de vacunas, la fase 2b/3. En el Reino Unido comienza la fase de ensayos clínicos con más de 10.000 voluntarios, ancianos y niños incluidos. Este mes también se inician los ensayos en Brasil, uno de los países más afectados por el coronavirus, con 2.000 voluntarios. Durante la segunda mitad de 2020, se planea un ensayo masivo de la vacuna con la participación de 30.000 adultos de EEUU.
Los científicos de Oxford han incrustado fragmentos del código genético del SARS-CoV-2 en un adenovirus de chimpancé que causa un resfriado. Los desarrolladores tienen tanta confianza en el resultado satisfactorio de las pruebas que comenzaron a producir la vacuna antes de que estas se completaran y fuera aprobada por los organismos reguladores. La vacunación está programada para octubre.
Este desarrollo es uno de los que reciben financiación de EEUU y son más prometedores.
CanSino Biologics y la Academia de Ciencias Médicas Militares de China
En marzo, CanSino Biologics, en China, fue la primera en el mundo en lanzar ensayos clínicos de una inoculación contra el coronavirus basada en el adenovirus Ad5 que causa resfriados. También fue la primera en publicar los resultados de la primera fase en la prestigiosa revista científica Lancet.
En la primera fase de la investigación participaron 108 personas, cada una de las cuales se inyectó una de las tres posibles dosis de la vacuna: alta, media o baja. Se logró una respuesta inmunológica, pero la mayoría de los sujetos tenían pocos anticuerpos neutralizantes, por lo que el ensayo no tuvo éxito. También se observaron efectos secundarios en el 81% de los participantes. La segunda fase de los ensayos de la vacuna comenzó a finales de abril con 500 participantes.
Moderna
Esta empresa estadounidense está desarrollando una vacuna basada en el ARN mensajero que transfiere el código genético. Fue la primera en EEUU en iniciar ensayos clínicos. Ya el 18 de mayo, la compañía anunció que la primera fase de los ensayos basados en los datos de solo ocho voluntarios habían tenido éxito, pero los datos proporcionados eran insuficientes para evaluar el experimento.
Moderna también participa en el programa de financiación del Gobierno estadounidense. Planea llevar a cabo ensayos de fase 3 en julio, y preparar la vacuna para principios de 2021.
Sinopharm
La empresa estatal china Sinopharm ha iniciado la fase 1/2 de los ensayos clínicos de dos vacunas inactivadas (basadas en virus debilitados). Una se está desarrollando en colaboración con el Instituto de Biopreparados de Wuhan y, otra, con el Instituto de Biopreparados de Pekín. Ya se han hecho pruebas a varios miles de personas. La compañía ha construido una planta de producción de vacunas en Pekín con capacidad para 100 millones de dosis al año y espera producir 200 millones de vacunas al año cuando la segunda planta en Wuhan esté terminada este mes. Aunque China es plenamente capaz de desarrollar la vacuna antes que Estados Unidos y otros países, puede que no obtenga la aprobación internacional.
Sinovac
La empresa privada china Sinovac Biotech está en la segunda fase de pruebas de la inoculación inactivada CoronaVac. La compañía está construyendo una planta que producirá hasta 100 millones de dosis de esta vacuna por año.
Novavax
A finales de mayo, la compañía biotecnológica estadounidense Novavax comenzó la fase ½ de su vacuna proteica. La primera comenzó en Australia el 26 de mayo y, si los resultados preliminares que se anunciarán en julio son positivos, la empresa iniciará la segunda fase en varios países.
Novavax ha recibido una subvención sin precedentes de 384 millones de dólares de la CEPI (la Coalición para la Innovación en la Preparación ante Epidemias) para las fases 1 y 2 de los ensayos clínicos de la vacuna y ha comenzado a trabajar para ampliar la producción. También firmó un contrato de 60 millones de dólares con el Departamento de Defensa de EEUU para suministrar su vacuna al Ejército.
BioNTech con Pfizer y Fosun Pharma
La empresa alemana BioNTech está desarrollando una vacuna basada en el ARN mensajero en cooperación con la estadounidense Pfizer y la china Fosun Pharma. En mayo, Pfizer anunció el comienzo de las pruebas de la vacuna en humanos. Si tiene éxito, la compañía espera producir varios millones de dosis para la vacunación de emergencia en otoño. El desarrollo también lo financia Washington.
El Instituto de Biología Médica de la Academia de Ciencias Médicas de China
Los científicos del instituto ya crearon las vacunas contra la poliomielitis y la hepatitis A. Ahora también han iniciado la primera fase de pruebas de una vacuna inactivada contra el COVID-19.
Inovio
En mayo, la compañía estadounidense informó que la prueba del prototipo de la vacuna INO-4800 a base de ADN en conejillos de indias y ratones había tenido éxito. Comenzó a hacer pruebas en voluntarios en EEUU en abril, con resultados previstos para finales de junio. Las pruebas de la vacuna también están a punto de comenzar en Corea del Sur.
Rusia
Rusia está probando actualmente alrededor de una docena de vacunas en fase preclínica, según la OMS, por detrás solo de EEUU, Canadá y China. Para el país es muy importante desarrollar su propia inoculación, ya que está entre los tres países donde la enfermedad tiene mayor incidencia y la economía está sufriendo más por ella.
Las vacunas están siendo desarrolladas por varios grupos de científicos rusos. Entre ellos, el centro científico estatal de Novosibirsk Vector de Rospotrebnadzor, la empresa Biocard, el instituto de Vacunas y Sueros de San Petersburgo, el centro nacional de investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya del Ministerio de Salud de Rusia, en cooperación con el instituto número 48 de Tropas de Defensa de Radiación, Química y Biológica del Ministerio de Defensa.
El instituto Gamaleya ya se está preparando para los ensayos clínicos, y los investigadores seleccionaron dos grupos de voluntarios, militares y civiles, y los pusieron en aislamiento durante 14 días. A finales de junio, el centro Vector también planea comenzar las pruebas clínicas de la vacuna. El centro está desarrollando seis opciones diferentes.
Los desarrollos del instituto Gamaleya y el centro Vector podrán ser registradas ya en agosto, de acuerdo a la vice primera ministra de Rusia, Tatiana Gólikova.
En paralelo, el país ya ha registrado el primer medicamento contra el COVID-19, conocido como Avifavir, producido sobre la base de la sustancia antivírica experimental Favipiravir. A día de hoy, es uno de los pocos medicamentos a nivel mundial que ha sido registrado contra el coronavirus y que muestra un índice de recuperación del 90%.
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