El viernes, se produjo un devastador atentado terrorista en Crocus City Hall, una gran sala de conciertos en la provincia de Moscú, dejando un saldo de al menos 133 muertos y más de 100 heridos. El ataque comenzó cuando varios individuos armados con fusiles y vestidos con ropa de camuflaje irrumpieron en el recinto antes de un concierto, abriendo fuego contra los asistentes y prendiendo fuego a las sillas del auditorio, lo que provocó que las llamas se extendieran por casi todo el lugar.
El Comité de Investigación de Rusia ha confirmado la cifra de fallecidos y anticipa que esta podría aumentar. Hasta ahora, 107 víctimas, incluyendo tres menores, están siendo tratadas en diferentes hospitales. En respuesta, las autoridades rusas han detenido a 11 personas, incluyendo a cuatro terroristas directamente implicados en el ataque, algunos de los cuales intentaron huir hacia Ucrania.
El incidente desencadenó un masivo incendio en el edificio, clasificado por el Ministerio de Situaciones de Emergencia como de «complejidad mayor». Se desplegaron helicópteros y más de 320 personas para extinguir las llamas.
Este ataque ha sido calificado oficialmente como un acto terrorista por el Comité de Investigaciones de Rusia, y el presidente ruso, Vladímir Putin, prometió que todos los responsables serán castigados. Instituciones y políticos de todo el mundo han expresado sus condolencias y condenas ante este atroz acto.
Rusia dijo el sábado que había arrestado a 11 personas, incluidos cuatro hombres armados, por el ataque a una sala de conciertos en Moscú reivindicado por el Estado Islámico.
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