Joaquín el ‘Chapo’ Guzmán alguna vez fue el criminal más buscado por Estados Unidos. Años después des su época dorada en el hampa, pide a un tribunal federal que cesen los malos tratos contra él en la cárcel donde cumple cadena perpetua.
Aunque el resto de sus días los pasará encarcelado, el exlíder del
Cártel de Sinaloa insiste en ofrecer reclamos y argumentos para suavizar y hasta aminorar su estancia en una prisión de máxima seguridad de
Colorado.
De acuerdo con documentos a los que tuvo acceso la cadena estadounidense Univisión, el narcotraficante interpuso una demanda civil para exigir un mejor trato hacia su persona, ya que en los últimos meses ha sufrido problemas de salud.
«Debido al trato en ADMAX —nombre abreviado de la cárcel donde se encuentra desde julio de 2019— ahora yo padezco dolores de cabeza, pérdida de la memoria, calambres musculares, estrés y depresión», dijo Joaquín el Chapo Guzmán en su declaración jurada.
La defensa del narcotraficante mexicano asegura que el trato que recibe su cliente es «cruel e injusto», una situación que, según él, se suma al «escaso cuidado médico» que se ofrece en esta prisión ubicada en el condado de Fremont y administrada por la Agencia Federal de Prisiones de Estados Unidos (BOP, por sus siglas en inglés).
«Estoy descartado de tener cualquier contacto verbal o comunicación con otros presos. No tengo contacto humano, más que cuando los guardias ponen y remueven mis grilletes», afirmó
Guzmán Loera.
Encerrado ahora en suelo estadounidense, el exnarcotraficante señala que los custodios de la prisión donde se encuentra lo revisan las 24 horas del día, tanto personal como virtualmente, con cámaras de vigilancia y grabadoras.
Su queja está dirigida al fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland; al director de la Agencia Federal de Prisiones de Estados Unidos (BOP, por sus siglas en inglés), Michael Carvajal, así como a funcionarios del penal donde está recluido.